10. Ariel Pink’s Haunted Graffiti: Round and round
Una canción un tanto bizarra. La primera vez que la escuché no sabía hacia dónde iba. Pero sí que cada vez se ponía mejor. Uno de los mejores coros del año.
9. The National: Terrible love
En realidad se trata de una canción muy sencilla. Pocos acordes con una progresión muy simple. Muy pocos versos con escasas líneas que incluso se repiten. Pero The National mantiene un equilibrio perfecto. Con muy poco (“It’s a terrible love that I’m walking with spiders”, “It takes an ocean not to breake”) dicen mucho. Y lo genial de esta canción es cómo va creciendo en intensidad, de modo que los mismos acordes y versos del inicio suenan con una gran potencia al final, uno de los más intensos y explosivos del año. Sí, una explosión muy calmada.
8. Sufjan Stevens: Impossible soul
Wow, una canción de Sufjan Stevenes de más de 20 minutos. No es su primera canción extensa, pero en esta Sufjan concentra casi todo lo que ha hecho en su trayectoria. El principio puede ser muy Sufjan, hasta que entra el solo de guitarra y el momento del auto-tune. Pero lo mejor de toda la suite es el segmento de estallidos electrónicos pop “It’s a long life…”. Sufjan mezcla todo y lo lleva a un verdadero clímax, los beats, los arreglos orquestales, los coros, su propia voz. Todo para terminar con el Sufjan folk. De lo más impresionante que ha hecho Mr. Stevens.
7. Kanye West: POWER
Si hace diez años alguien me hubiera dicho que un rapero sampleó King Crimson hubiera considerado tal acto una profanación del recinto más sagrado del rock progresivo. Hace unos seis meses probablemente hubiera pensado lo mismo. Pero “POWER” es una de las canciones más intensas, frenéticas y maniacas del año, y los samples de “Afroamerica” y “21st century schizoid man” no hacen más que acelerar dicha intensidad. La mejor manera de responder a las tantas críticas y abucheos que le hicieron el año pasado, incluyendo la “abominación de la nación de Obama”. La canción no podía tener mejor título que la palabra “POWER”, así, en mayúsculas.
6. LCD Soundsystem: All I want
Las comparaciones con “‘Heroes’” de Bowie son inevitables. No sólo por la introducción cargada de triunfantes slides de guitarra, sino porque ambas canciones ya son himnos del rock. Himnos por lo demás muy emocionales. Ciertamente lo más emblemático de James Murphy y LCD Soundsystem es su irreverente disco punk (“Losing my edge”, “North American scum”, “Pow pow”, etc.), pero probablemente serán más recordados por sus sentimentales letras e interpretaciones como en joyas como “All my friends” y “All I want”.
5. Robyn: Dancing on my own
Simplemente una fantástica canción de disco pop. Me hace imaginar el futuro, y no porque sea una canción futurista. Dentro de veinte años, será común que en las fiestas familiares o en las discos se incluyan entre el set de música disco pop setentera-ochentera a ABBA, Donna Summer, Gloria Gaynor (aparentemente hay cosas que nunca cambiarán) y “Dancing on my own”. Y cantaremos y bailaremos con nostalgia. Un exquisito balance de la triste soledad y lo mejor del electro-pop sueco.
4. Joanna Newsom: Good intentions paving company
Joanna Newsom regresa a su piano. Y le agrega un fantástico toque jazz, con un magnífico solo de trombón. Ya quedaron atrás las alusiones a lo infantil o épico (cuando no élfico) de la música de Newsom. Acaso sería más justo compararla con una jazzista de los treintas o compositora folk de los setenta. Mucho más Joni Mitchell y menos Kate Bush. Pero sobre todo, en este viaje de siete minutos (que se siente como si fuera de tres o menos) Joanna Newsom logra pasar de momentos alegres casi cómicos a otros tristes y en verdad tiernos.
3. Beach House: Zebra
La introducción de guitarra de Alex Scally es cautivadora. Es casi post-rock, hipnótica. Luego entra la estremecedora voz andrógina de Victoria Legrand para crear una atmósfera, como se suele decir de este dúo, verdaderamente de ensueño. O no tanto. En realidad “Zebra” va rompiendo sutilmente con los usuales ambientes dream pop de Beach House para volverse mucho más intensa. En vivo, es Beach House en estado de gloria.
2. Kanye West feat. Pusha T: Runaway
Unas solitarias notas de piano marcan la tensión desde el inicio. Y luego entra el fantástico coro en donde Kanye West brinda por todo lo patético y pedante que él mismo puede llegar a ser. En realidad, “Runaway” es una canción muy hermosa (mi madre me ha dicho “qué bonita canción”) y también es impresionante lo delicada y bella que puede sonar la voz de West, cantando sin tanto auto-tune. Y con todo, la letra no deja de ser patética, grotesca e incluso torcida. Acaso sea la canción de Kanye West que mejor exprese el título de su reciente obra maestra, My Beautiful Dark Twisted Fantasy.
1. Arcade Fire: Sprawl II (mountains beyond mountains)
“Sprawl II (mountains beyond mountains)” de Arcade Fire una de esas canciones que reúne muchas cosas en unos pocos minutos. Uno bien podría bailar con sus potentes beats disco y líneas de sintetizadores (cosa que muchos hicimos en el excelente concierto de Arcade Fire en México), o conmoverse con la magnífica interpretación de Régine Chassagne (¡lo que también hicimos!). Algunos han comparado a "Sprawl II" con grandes temas como "Heart of Glass" de Blondie y "Heartbeats" de The Knife. Lo cierto es que comparte con ellas ser un gran tema, digno de ser recordado. Sin mencionar que con este tema Arcade Fire probó algo distinto, lo que nos deja pensando que es una banda que aún nos puede ofrecer mucho experimentando por otros rumbos.
Líricamente "Sprawl II" también es una joya. Después de la nostálgica odisea por los suburbios a lo largo de todo el álbum, "Sprawl II" cuestiona al actual mundo global, que en su expansión misma parece encogerse cada vez en un mundo más pequeño. Sobre todo, Chassagne canta cada línea de manera impecable, comenzando con un tono alto para suspirar "and just punch the clock" (creo que es la línea que más pasó por mi cabeza en todo este año). Y el coro me parece una de las mejores imágenes que describen las sensaciones de muchos de nosotros: nos preguntamos si el mundo es tan pequeño, si podemos escapar de la desenfrenada expansión de la ciudad, esa ciudad que se impone a los suburbios de nuestra infancia (claro, "los suburbios" es una metáfora para muchas cosas), si vivimos en esta expansión, si centros de compras muertos se erigen como montañas más allá de montañas sin final a la vista (¡amo esta imagen!). Necesito la oscuridad, que por favor alguien corte la luz.
Y al final Chassagne repite la primera estrofa con gran urgencia e intensidad en un verdadero clímax en el que podemos acabar en la oscuridad, una oscuridad que tanto necesitamos.
buen post mano
ResponderEliminargracias, mañana, si la cruda lo permite, subo la de los álbumes
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