jueves, 21 de junio de 2018

McCartney, 2018


Colaborador de Kanye West y Rihanna. Gran fan de uno de los álbumes más importantes de esta década, My beautiful Dark Twisted Fantasy (de Kanye), un disco que “realmente envidia”. Integrante de Nirvana (más o menos). Pirata del Caribe. Cantante de Carpool Karaoke con James Corden. Fan de Kendrick Lamar, Dirty Projectors y Christine and the Queens (cuya más reciente canción, “Girlfriend”, compara con Michael Jackson). Deseoso de hacer un “hit” en 2018, acude a los productores Greg Kurstin —quien ha trabajado con Adele (y casi hizo con ella "Hello"), Sia y otros— y Ryan Tedder —quien ha hecho lo propio con Beyoncé. Sí, estamos hablando de Paul McCartney. McCartney en 2018. 

El día de ayer, Macca anunció que el próximo 7 de septiembre saldrá su nuevo álbum, Egypt Station, y también lanzó un nuevo sencillo con dos “lado A” —sí, como los emblemáticos dobles-lado-A “Day Tripper”/“We Can Work It Out”, “Strawberry Fields Forever”/“Penny Lane”, “Come Together”/“Something” y “Hi Hi Hi”/“C Moon”—, conformado por las canciones “I Don’t Know” y “Come On To Me”. Si tuviéramos que comparar —pero no tenemos, nadie nos lo pide—, acaso nos recuerde un poco al primer sencillo doble A: una melancólica balada y una pieza rockera. 



No, “I Don’t Know” y “Come On To Me” no son “We Can Work It Out” y “Day Tripper”. Pero hay que decir que son muy buenas canciones. Sobre todo, para escuchar los últimos álbumes de McCartney, hay que ignorar una narrativa muy común que nos cuenta que las grandes estrellas de rock de los sesenta —McCartney, los Rolling Stones, Bob Dylan— tuvieron su mejor época en esa década, con trabajos notables en los setenta, y que desde finales de los setenta, pero sobre todo en los ochenta, todo vino en picada. A esta narrativa podríamos añadir a músicos y bandas posteriores como Bruce Springsteen o U2, el punto es el mismo: ya son íconos, su legado está en el pasado, los nuevos álbumes que lanzan sólo sirven para organizar una nueva gira mundial —en donde las audiencias esperan escuchar los clásicos, si acaso alguna nueva canción—, que la revista Rolling Stone publique que tu disco fue el disco del año y, claro, para hacer más dinero. 

McCartney no encaja en esa narrativa. Sí, después de un pico creativo con Wings en la década de los setenta —sobre todo con Band On The Run, de 1973, Venus And Mars, de 1975, y la espectacular gira mundial registrada en uno de los mejores discos de rock en vivo, Wings Over America, de 1976—, la discografía de McCartney tuvo altibajos hacia fines de los setenta; pero a inicios de los ochenta lanzó uno de sus mejores discos, Tug Of War (1982); en la segunda mitad de los noventa, después de participar en el proyecto Anthology de The Beatles, revivir la historia del cuarteto de Liverpool e incluso trabajar en “nuevas” canciones de los Fab Four —en realidad, demos de John que Paul, George y Ringo trabajaron: “Free As A Bird”, “Real Love”—, Macca nos dio uno de sus mejores trabajos: Flaming Pie (1997). A mediados de la primera década de los 2000 hizo lo propio con el magnífico Chaos And Creation In The Backyard (2005) y, más recientemente, en 2013, con su último álbum de estudio: NEW (2013). Por lo menos, McCartney ha lanzado una obra maestra en cada década desde los años sesenta. 

Sobre todo, McCartney no se repite. Desde luego, por momentos se pone “beatlesco”. Si Flaming Pieresultó “beatlesco” porque Paul recién había participado en el proyectoAnthology, su próximo álbum, Egypt Station, viene justo después de que el ex Beatle participó en la nueva mezcla del clásico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Clubd Band, realizada por Giles Martin —hijo de George Martin, considerado el “quinto Beatle”— con motivo del 50 aniversario de dicha obra. “Pepper fue una gran influencia”, dijo Macca en una entrevista a DIY (y, además, Egypt Station saldrá un par de meses antes de que se celebre el 50 aniversario del “Álbum blanco”). 


Lo primero que escuchamos en “I Don’t Know” es una melancólica línea de piano en sol menor. ¿Es el sonido del último sencillo lanzado por un Beatle?, ¿es la continuación de una de las canciones incompletas de Lennon, “Now And Then”, que los Beatles estuvieron a punto de terminar?  Unas líneas después entra una guitarra acústica. Luego acordes en si bemol y mi bemol, ambos mayores, que anuncian un tono más alegre. E inmediatamente la voz de 75 años de McCartney —el pasado 18 de junio cumplió los 76— cantando “I got crows out my window, dogs at my door”. No es una tonta canción de amor, sino una balada que bien podría estar en Flaming PieChaos And Creation, más madura, más grave. Aunque su melodía y los cambios de acordes nos resulten comunes, familiares, la interpretación es lo central: la voz vulnerable de quien probablemente es el músico más influyente del siglo XX. ¿Qué es lo que McCartney no sabe? Yo tampoco lo sé. 




I Don’t Know

E, inmediatamente, “Come On To Me”. Debo admitir que la primera vez que escuché la canción, cuando McCartney y su banda la tocó por primera vez en vivo en el Philharmonic Pub en Liverpool el pasado 9 de junio, me pareció un rock genérico un poco decepcionante: una secuencia de poderosos acordes de guitarra eléctrica —sol, do, fa, sol—, pero muy comunes, un coro que repite “Did you come on to me / Will I come on to you / If you come on to me / Will I come on to you” y, luego, unos “do do do do do”… ¿qué más genérico?
 Pero el video de la presentación en vivo termina justo cuando empieza la mejor parte de la canción. En general, la versión en estudio es muy superior a la pobre versión en vivo que escuchamos hace unos días. Ahora los “do do do do do” están respaldados por unos vibrantes acordes de piano à la “Lady Madonna” y, hacia el final del segundo minuto de la canción, entra una beatlesca línea de guitarra acompañada por una sección de metales. Y un final también digno de los Beatles, con un aparente final —como en “Helter Skelter”—, en el que Macca grita, a capela, “Yes I will, yes I will, Yes I will now”, para que después regresen los demás instrumentos, incluyendo… una cítara. Ya espero escuchar esta canción en vivo —iría muy bien junto con “Got To Get You Into My Life”, aunque el 9 de junio la tocó entre “Drive My Car” y “I’ve Just Seen A Face”.

Come On To Me

A pesar de sus colaboraciones con músicos y productores jóvenes, dudo que Egypt Station vaya a ser uno de los álbumes emblemáticos de 2018. Para el pop de vanguardia ya contamos con la genial Janelle Monáe y su excelente Dirty Computer; Beach House ha lanzado una obra maestra de dream pop/shoegaze con 7; Nicholas Jaar, bajo el nombre de Against All Logic, nos ha dado este año una increíble mezcla de electrónica, disco y house de los setenta y ochenta con 2012-2017; probablemente sea David Byrne el autor de la mejor gira del 2018 —con su America Utopia. Y, a mí gusto, han sido sobre todo bandas lideradas por jóvenes músicas —Snail Mail, Soccer Mommy, Hop Along— quienes han hecho el mejor rock retro —muy noventero— en este año. Pero si el resto de las “estaciones” de Egypt Station son como “I Don’t Know” y “Come On To Me”, seguro Macca nos hará pasar un buen rato este año.