Overgrown
2013
Recuerdo que, hacia finales del 2010, experimenté la
sensación, poco común, y ciertamente reforzada por los medios, de que un álbum
debut de un artista “nuevo” sea tan, tan esperado. Tal fue el caso del primer
álbum del joven británico James Blake. ¿A qué se debía tanta expectativa? A que
meses antes Blake había lanzado tres EPs sensacionales y bastante innovadores (The Bells Sketch, CMYK y Klavierwerke), muy
en la línea post-dubstep magistralmente representada por Burial, Flying Lotus,
entre otros. La manera como el joven inglés mezcló a Kelis y Aaliyah en la
magnífica “CMYK”, o como utilizaba el espacio y los silencios en la muy bella
pieza “I Only Know (What I Know Now)”, dos temas ya clásicos de esta década, no
podían hacer más que generar muy altas expectativas de la opera prima de este talentoso músico británico.
Y bien, James Blake, lanzado a inicios del 2011, no decepcionó, si bien no
era lo que los tres EPs anteriores parecían anticipar. Blake le bajó a la
experimentación instrumental post-dubstep y, cual cantautor en su piano,
escribió más temas vocales, probando más con el R&B y el soul y generando
un ambiente muy íntimo, cuando no plenamente solitario, que algunos podrían
caracterizar como propio de un “Nick Drake electrónico”.
Si las expectaciones para el
primer álbum fueron altas, las del segundo lo son aún más, a pesar de algunos
altibajos en los últimos EPs de Blake (Enough
Thunder y Love What Happened Here).
Hay que recordar que las expectativas también eran muy altas cuando, en pleno
2011, Blake anunció que lanzaría una colaboración con Bon Iver, el artista
alternativo estrella de ese año gracias a su genial y hermoso álbum Bon Iver, Bon Iver. El resultado de la
colaboración, “Fall Creek Boy Choir”, no fue del todo espectacular como se
esperaba, y acaso eso dejó un mal sabor de boca (eso sí, tampoco hay que
olvidar que a finales del 2011 lanzó la estupenda “Love What Happened Here” en
el EP homónimo).
Cuando a inicios de febrero de
este año Blake dio a conocer “Retrograde”, primer sencillo de su segunda placa,
Overgrown, de nuevo, estallaron las
expectativas. “Retrograde” es un verdadero avance en la trayectoria de Blake.
Conserva sus mejores logros vocales (sus lamentos, sus pasajes de voces graves
a altas) y de manejo de tiempos y espacios rítmicos. Pero “Retrograde” es más
densa, con bajos mucho más cargados, aullidos que, si bien están en un lejano
fondo, no por ello son menos potentes. La canción va creciendo con la entrada
de los sintetizadores y el poderoso y apasionado soul de Blake llega a un
clímax cuando grita “suddenly I’m hit!”.
Retrograde
Pocos días después, el anuncio de la colaboración con ¡Brian
Eno! en el tema “Digital Lion” sólo provocó expectativas aún mayores. Y “Digital
Lion” también muestra un enorme crecimiento en Blake. De ser un joven
prácticamente desconocido entre el 2010 y 2011, después de su álbum debut, y
sobre todo para la preparación de Overgrown,
Blake se ha codeado con músicos como Björk, Drake, Bon Iver, Kanye West, Joni
Mitchell y, desde luego, con el Sr. Eno. Se dice incluso que los dos músicos y
experimentadores británicos se reunieron a tomar el té y a escuchar Sam Cooke
como parte de los trabajos preparativos de su colaboración. Bueno, la
minimalista “Digital Lion” nos remite a la experimentación del EP Klaviwerwerke, pero el protagonista ya
no es el piano, sino un potente bajo, unas percusiones galopantes, pesadas, con
el característico manejo de espacios y silencios y manipulaciones digitales
vocales de Blake, en una atmósfera fantasmagórica que no le pide nada a los
mejores trabajos ambientales de Eno.
Digital Lion
Entonces, enormes expectativas. ¿Y bien? En su conjunto, Overgrown no se distingue demasiado de
su antecesor. Al igual que James Blake,
en este segundo trabajo la melancolía gospel es el ambiente dominante. Resulta
una interesante mezcla, no propiamente de géneros musicales, sino de, podríamos
decir, inclinaciones musicales: desde los ritmos post-dubstep, el procesamiento
digital de voces, la figura del cantautor en piano, estructuras más
“convencionales” provenientes del gospel, del R&B y del soul… Acaso, en
términos líricos, resulte menos monológico (pensemos en el monólogo “The
Wilhelm Scream”), pero la voz de Blake sigue expresándose en lamentos soul y
R&B. Asimismo, encontramos unos ligeros toques jazz y hip-hop. Un excelente
ejemplo es la canción titulada, justamente, “Overgrown”, que abre el álbum de
manera semejante a como lo hace “Unluck” en el álbum debut, con ritmo
minimalistas, casi jazz, y los lamentos soul de Blake, como “I don't want to be a star, but
a stone on the shore”. Y al igual que sus memorables covers de “Limit To
Your Love” (de Feist) y “A Case of You” (de Joni Mitchell), o “Give Me My
Month” y “Measurements”, en Overgrown encontramos
momentos muy íntimos, y bellos también, en lo que destaca es la voz y el piano
de Blake. El primero de ellos es “I Am Sold” (al menos la primera mitad), en
donde Blake pareciera hacer un dueto fantasmagórico con él mismo, y, sobre
todo, en la más desnuda y acústica “DLM”. Sobre todo, Blake logra hermosos momentos
de soul minimalista, con lamentos à la
Thom Yorke, como en el cierre “Our Love Comes Back”.
Overgrown
Pero
Blake también prueba otras rutas, aunque, a mi gusto, no con tanto éxito. La
más evidente es la experimentación con el hip-hop en “Take a Fall for Me”,
donde aparece RZA (de Wu-Tang Clan) como invitado. Yo esperaba (en el sentido
de que deseaba) que Blake incursionara en el hip-hop, pero no creo que haya
logrado el mejor resultado, más bien, “Take a Fall” resulta una mezcla que no
se siente bien ensamblada. Otro caso sin éxito es “Voyeur”, que empieza con un
minimalismo muy Blake pero que luego se acelera con una velocidad tecno muy a
la Four Tet pero sin lograr la genialidad de este último. Un caso mejor logrado
es “Life Round Here”, con un riff de piano acompañado de percusiones
electrónicas, sintetizadores ochenteros y un poderoso ambiente R&B que se
acerca más a un Usher o un Justin Timberlake.
En
fin. Overgrown puede ser tan bueno
como James Blake, y eso, desde luego,
es algo magnífico. Es un muy buen álbum y que, considero, cambiará con futuras
escuchas. Sin embargo, carece del sentido de novedad que tuvo el álbum debut.
Blake nos ha mostrado repetidas veces su capacidad para la experimentación,
para el reciclaje, el bricolage, y cómo lograr resultados realmente hermosos.
Muy probablemente, si lanza futuros EPs en los próximos meses, serán más
experimentales e innovadores y marcarán futuras tendencias. Yo espero que sus
próximos LPs retomen los caminos geniales que Blake ha sabido trazar.
(Si te interesó, puedes ver la reseña del álbum debut, James Blake, aquí).
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