David Bowie
Station to Station
1976
Las transiciones suelen ser minimizadas. Suelen ser
entendidas sólo como puentes de un lugar a otro y, por lo general, lo que
importa, no son los puentes, sino los lugares a los que llevan. Station to Station, originalmente lanzado en 1976, es comúnmente
concebido como el álbum de transición entre dos momentos geniales de David Bowie:
del glam rock de su clásico The Rise
and Fall of Ziggy Stardust and the
Spiders from Mars y el soul-funk de Young
Americans, a la brillante experimentación con Brian Eno en su "trilogía de Berlín",
encarnada, sobre todo, en su obra maestra Low.
Por
lo anterior, no es raro que Station to
Station sea a veces un álbum poco recordado en la prolífica y camaleónica
trayectoria de Bowie (ok, con álbumes como Hunky
Dory, Aladdin Sane, “Heroes”, Lodger y los arribas citados esto se vuelve algo comprensible…). El
propio Bowie declara recordar casi nada del proceso de elaboración de Station. Sí, por los efectos de la cocaína.
Y
bien, no hay razón alguna para el olvido, ni considerarlo como sólo un álbum de
transición. Más bien, podríamos ver a Station
to Station como un álbum de condensación:
condensa, en tan solo seis canciones, los mejores elementos (bueno, mis
favoritos) de Bowie, desde la ya mencionada incipiente experimentación con el
krautrock de la época (Neu!, Can, Kraftwerk), como se puede apreciar en el
épico itinerario introductorio de “Station to Station”, hasta su muy singular
dramatismo, como en su magnífica interpretación de “Wild is the Wind”, sin duda
una de las canciones más bellas grabadas por Bowie.
Excelente versión en vivo de “Station to Station”
Station es un álbum oscuro, sí, y
rodeado de misticismo en torno a la brujería, el nazismo, Nietzsche y, desde luego, los
efectos de la cocaína. Un oscurantismo exaltado por el último personaje de
Bowie, el delgado duque blanco (Thin
White Duke). Este misticismo oscuro tiene una de sus mejores expresiones en
la existencial balada “Word on a Wing”, una especie de oración desesperada y
atea que implora por la salvación en alguna “tierra extraña”. Con esta pieza los "años dorados" se convierten en una "era de gran ilusión" que inmediatamente es abandonada en los brillantes giros que Bowie y compañía dan a lo largo de la canción.
“Word on a Wing”
Condensación: experimentación, baladas, oscurantismo y misticismo, sí,
pero también momentos muy bailables, como en la irreverente “TVC 15”, dedicada a Iggy Pop; en la
pop-soul “Golden Years”; así como en los frenéticos riffs de guitarra funk
ejecutados por Carlos Alomar en “Stay”. Acaso no haya otro álbum de Bowie que condense tan bien como éste sus geniales dramas y momentos funk-soul.
Y, por último, está “Wild is the Wind”, escrita por Dimitri
Tiomkind y Ned Washington, y que cobró fama por las interpretaciones de Johnny
Mathis y Nina Simone. Fue a partir de la versión de Simone que Bowie se inspiró
para incluir el tema en Station. El resultado: una hermosa balada de jazz suave con una magnífica y dolorosa interpretación vocal,
un tanto a la Sinatra, pero, sobre todo, con el inconfundible dramatismo de
Bowie. Empieza como una suave brisa y, sí, deviene en un viento salvaje. Una de sus mejores canciones. Vale la pena escuchar el video abajo:
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