RADIOHEAD: THE KING OF LIMBS

Radiohead

The King of Limbs

2011

En una entrevista realizada el año pasado, Steve Ellison, mejor conocido como Flying Lotus, declaró que para él, el álbum “clásico” no era Ok Computer, sino Kid A. Aún más, confesó que su material favorito de Radiohead era Amnesiac, tanto rítmica como melódicamente. Aquí está la clave del asunto para el nuevo álbum de Radiohead, el octavo en su carrera, The King of Limbs.

The King of Limbs no es un album rock a la The Bends, Ok Computer, Hail to the Thief e incluso In Rainbows. Así que muchos ya se decepcionaron. Para algunos es el peor trabajo de la banda, pura electrónica, sin alma ni vida. Difiero. Pero tampoco es lo revolucionario que fue Kid A. Es más como el hermano gemelo Amnesiac, sólo que muy bien ubicado en la corriente reciente de post-dubstep, como Burial, Flying Lotus, James Blake, entre otros. En este sentido, podemos celebrar. Radiohead no dio un paso atrás hacia el indie rock mainstream, que otros sigan ese camino. Al menos yo no quiero otro The Bends y Ok Computer. Si quiero escuchar música así, escucho esos álbumes. De Radiohead quiero cosas nuevas, rutas distintas, y esto es lo que han intentado con Limbs.

Y es que en realidad Limbs parece dos álbumes, o mejor dicho, dos EPs. Todo lo comentado anteriormente vale sobre todo para la primera mitad de Limbs, en donde encontramos ácidos ataques post-dubstep como en la apertura “Bloom”, que comienza con un loop de piano para perderse en las percusiones jazzescas y potentes líneas de bajo que conectan muy bien con la segunda canción, “Morning Mr. Magpie”. Todo muy FlyLo. Nada como el inicio distorsionado de Hail to the Thief o los cautivadores beats iniciales de In Rainbows. “Morning Mr. Magpie”, por cierto, es una canción que data desde al menos la era de Hail to the Thief, y que, en lo personal, disfrutaba mucho escuchar en su versión acústica por eso del 2003. Pero en verdad es una grata sorpresa escuchar esta versión, sobrecargada de beats y bajos y con frasesos de guitarra que parecieran provenir de un The Edge esquizofrénico (o al menos un tanto desorientado). También tiene una de las primeras líneas más directas de la banda (“You got some nerve coming here”). La ansiedad post-dubstep llega a su clímax en la casi instrumental y un tanto más abstracta “Feral” (podemos escuchar algunos lamentos de Yorke de vez en cuando). Hasta este momento, a quienes más he disfrutado de la banda son a Colin Greenwood y Phil Selway. Sin duda. Una potente mitad de drum n’ bass.

“Lotus flower” (estaba a punto de escribir “Flying Lotus”…) es en cierta medida la pieza central del álbum. No en el sentido de que sea la mejor. Eso lo decide cada quien. Sino que resulta una pieza de transición entre las dos mitades de Limbs: la primera que explora más el post-dubstep y la segunda que es un poco más “clásica” en términos de Radiohead. “Lotus flower” tiene la potente carga electrónica de la primera mitad del álbum así como unas disimuladas guitarras kraut, pero es mucho más melódica en lo vocal. Vaya, Thom Yorke canta con sus falsestos que matan, con líneas verdaderamente tristes (“Slowly we unfold, as lotus flowers, cause all I want is the moon upon a stick, just to see what if, just to see what is”). Sé que muchos quedaron desencantados con Limbs, pero en esta pieza Yorke se luce con sus lamentos viscerales que le conocemos muy bien al menos desde The Bends y Ok Computer.

Decía que la segunda mitad de Limbs es mucho más “Radiohead”. Y en realidad tiene momentos muy hermosos. “Codex” es el momento más “bello” del álbum, una balada de piano que nos remite un tanto a “Pyramid song”, aunque sus arreglos orquestales son mucho menos oscuros que los de “Pyramid”, si bien nos sigue remitiendo a paisajes y aguas un poco turbias. La balada acústica “Give up the ghost” nos recuerda a “House of cards” por sus atmósferas etéreas combinadas con los rasgueos acústicos y los arreglos de cuerdas que nos remiten a los ambientes espaciales de Sigur Rós. Pero también destaca la voz de Thom Yorke que se repite en loops y que vaga como fantasmas merodeando en un espacio abierto. Y cierra una verdadera sorpresa, “Separation”, unos magníficos beats, casi funk, y uno de los temas más melódicos de todo el disco, aunque la voz de Yorke, saturada de eco, se difumina, con pequeños adornos de guitarra que van sonando cada vez más fantasmagóricos.

Algunos especulan que The King of Limbs es en realidad solo la primera mitad del nuevo álbum de Radiohead. La edición de “periódico” parece mucho más extensa; el mismo título de la canción final, “Separation”, anuncia una especie de distancia y conexión con otra cosa, sin mencionar que sus últimas líneas rezan que si crees que esto ya se terminó estás equivocado. No sé si sea sólo la mitad. En lo personal me da gusto que Radiohead se haya aventurado hacia el post-dubstep. Se mantiene como una banda que no le interesa repetir lo que ha hecho (y que ha hecho muy bien), sino probar siempre horizontes nuevos. Que así siga.

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